Descubre la vibrante metrópolis marroquí, explorando su emblemática mezquita y el paseo marítimo de Ain Diab.

Esta localidad es conocida por su vibrante mezcla de influencias culturales, reflejada en su arquitectura y patrimonio. Fundada por los bereberes en el siglo VII, se convirtió en un importante puerto gracias a su ubicación estratégica en la costa atlántica del norte de África. A lo largo de los siglos, ha sido moldeada por sucesivas oleadas de conquistadores, incluidos los fenicios, romanos, meriníes y, más recientemente, los franceses, quienes dejaron una huella indeleble en su diseño urbano y arquitectónico. El corazón de esta ciudad late fuerte en su medina antigua, un laberinto de callejuelas que alberga bazares bulliciosos y edificaciones históricas. La mezquita Hassan II, con su minarete que se eleva majestuosamente sobre el horizonte, es un testimonio de la herencia islámica y un punto de referencia para la comunidad religiosa. Además, el distrito de Habous, construido durante el protectorado francés, ofrece un ejemplo fascinante de la síntesis de estilos marroquíes y europeos. La influencia europea también es palpable en la Nueva Ciudad, donde boulevards y edificios de estilo Art Deco y Mauresque se entremezclan con espacios verdes y plazas públicas. Este sector refleja el dinamismo económico y la modernización que la ciudad experimentó a principios del siglo XX. La vida nocturna y la escena cultural contemporánea continúan floreciendo, atrayendo a visitantes y locales por igual con una oferta de entretenimiento y arte que mantiene viva la esencia cosmopolita de la metrópoli.