Descubre el Monasterio de Santa María, una joya arquitectónica que ha evolucionado desde el románico hasta el barroco.

Enclavado en un valle fluvial, este emblemático monasterio se alza como un testimonio del legado religioso y cultural de la región. Fundado en la Alta Edad Media, su estructura ha sido testigo de la evolución arquitectónica a lo largo de los siglos, incorporando elementos románicos y barrocos que se entrelazan en una armoniosa simbiosis. El templo, dedicado a la veneración de la Virgen, se ha convertido en un punto de referencia para la espiritualidad y el arte. El claustro, con su silenciosa belleza, invita a la contemplación y al recogimiento, mientras que las paredes del recinto narran historias de antiguos monjes y peregrinos que encontraron refugio y paz entre sus muros. Los frescos y las tallas en madera son ejemplos destacados de la habilidad artesanal de la época, capturando la devoción y la estética de un tiempo ya lejano. La importancia de este lugar se ve reflejada en los documentos históricos que lo mencionan, revelando su papel en la consolidación del poder eclesiástico en la región. A lo largo de los años, ha mantenido su relevancia como centro de peregrinación y estudio, atrayendo a aquellos interesados en profundizar en su rica herencia cultural. Su biblioteca, aunque ya no conserva los vastos volúmenes que una vez albergó, sigue siendo un símbolo de la búsqueda del conocimiento y la sabiduría que caracterizó a sus antiguos ocupantes.