Descubre un casco antiguo declarado conjunto histórico artístico, donde podrás disfrutar de su rica herencia cultural.

En el corazón de una región vinícola de renombre, se alza una fortaleza medieval que domina el paisaje circundante desde su posición estratégica en lo alto de una colina. Este castillo, cuyos orígenes se remontan al siglo XIV, fue un bastión importante durante las revueltas irmandiñas, un periodo de conflictos sociales en la historia de la región. A lo largo de los siglos, la estructura ha sido testigo y protagonista de numerosos episodios históricos, incluyendo enfrentamientos entre nobles y la Corona. El conjunto arquitectónico incluye una torre de homenaje imponente, que se erige como un símbolo de poder feudal y ofrece vistas panorámicas de los valles y viñedos circundantes. Las murallas que alguna vez protegieron la fortaleza ahora invitan a pasear y a contemplar el legado de tiempos pasados. Dentro de sus muros, se encuentran vestigios de la vida cotidiana de la nobleza, así como de las defensas que aseguraban su posición privilegiada. La influencia de este sitio histórico se extiende más allá de su arquitectura militar. Fue un centro neurálgico de poder y administración, jugando un papel crucial en la gestión de las tierras y la jurisdicción sobre las poblaciones locales. Con el paso del tiempo, la fortaleza ha sido objeto de restauraciones que buscan preservar su estructura y su importancia cultural para las generaciones futuras. Hoy en día, es un punto de interés para visitantes que buscan entender la historia y la cultura de la región, así como disfrutar de la belleza natural que lo rodea.